jueves, 8 de abril de 2010

En otra Retina

Salgo de clases a la misma hora, bajo las escaleras con ansiedad. Mis compañeros tratan de retenerme, mas sin embargo, luego de una despedida express, sigo con mi huída. Ok, no sé porqué corro, nunca me dijiste que irías, tampoco esperaba que lo dijeras, pues no quería otra desilución.

Los minutos siguen sumando -en realidad no sé porqué escribo eso, es absurdo!! siempre siguen, aunque lo hacen más rápido cuando estoy a tu lado- y con él, mis latidos.

Tomo mi celular, casi tiritando y comienzo a grabar, lanzándole palabras estúpidas mientras captura imágenes de los caminos que juntos recorríamos noche a noche. Entre ellas rompo a llorar, a veces, en otras me río, a veces. Todo es tan relativo, mis sensaciones me invaden y hacen conmigo lo que les plazca.

Todo transcurre de esa forma hasta llegar al lugar en que los dos nos instalábamos. Y estaba vacío. Las lágrimas no demoraron en irrumpir, nuevamente. Grité, patalié, me desesperé... solo.
Al cabo de un rato, me sobrepuse con decisión, y decidí irme, simplemente. Claro, aún con el celular grabando todo movimiento y palabra gesticulada... grabando todo lo que yo quisiera tú habrías grabado con tu retina. Grabando cómo te necesito, cómo enloquezco, cómo imploro, cómo desespero, cómo pierdo el aliento y rumbo sin tí.-

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